Una taza de café me acompaña el resto del día, algunas veces, no cuento con su compañía.
Clase de 6:30 a.m, media hora tarde he llegado. Nadando entre la soledad, la agonía, la ira y la tristeza causada por la depresión del día a día que silencia mis palabras, mientras la brisa fría, hela mis sentimientos, pero no congela mis pensamientos.
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